lunes, 17 de abril de 2017

MIEDO Y ANSIEDAD

"El grito", autor: Edvard Munch.
En esta oportunidad hablaremos brevemente sobre el miedo y la ansiedad, sus implicaciones teóricas y psicológicas.

Sabiendo que es un tema muy extenso, trataremos de resaltar aspectos puntuales que nos permitan tener una idea básica al respecto y, sobre todo, que nos ayuden en nuestra vida cotidiana.

Definición de miedo

Jacques van Rillaer, nos brinda la siguiente definición de miedo:
"...Reacción afectiva provocada por la percepción de un peligro.". (Miedos, Angustias y Fobias, 1999, pág. 18).

Citando a Natalia Consuegra Anaya, el miedo es: 
"Reacción normal ante un objeto o situación que representa un peligro real o percibido... Es una emoción inevitable y esencial que aumenta la energía en momentos de peligro y genera acciones de precaución y prudencia." (Diccionario de Psicología, segunda edición, 2010).
Ambos autores concuerdan en que el miedo es una reacción ante un estímulo, el cual, según nuestra percepción, es peligroso o amenazante para nuestra integridad e incluso nuestra existencia. Cabe destacar que, a pesar de que existe un componente cultural y social implícito en el miedo, en esencia es un mecanismo innato, es decir "programado" en la genética de los seres vivos. 

Pero.. ¿Por qué nacemos con el miedo "programado"?  
Todo organismo, nace con respuestas automáticas ante ciertos estímulos de su ambiente, con el fin de adaptarse y sobrevivir al mismo, es decir, los denominados reflejos, que implican acciones motoras e incluso la secreción de glándulas, de los cuales autores como Smirnov dan una explicación detallada al respecto. Es así que, el miedo, tiene la función de preservar nuestra vida y apartarnos de todo lo que nos provoque daño. Una prueba del miedo innato es el "reflejo de Moro", un reflejo infantil que presentan los recién nacidos.

La manera en la que se materializa esta activación suele ser como huída o como enfrentamiento. Lo anterior explica por qué algunos animales, al verse amenazados, responden de formas agresivas.
Y es que la activación provocada por el miedo implica la intervención de sistemas como el nervioso, específicamente la rama simpática, endocrino y sistema cardiovascular.

Es por eso que, al sentir miedo, suele aparecer un aumento de la acción cardiaca y pulmonar, lo que se traduce a agitación, pupilas dilatadas, temblores entre otras activaciones fisiológicas.

En fin, es interesante saber que contamos con este mecanismo que nos permite tomar la vida con más prudencia, evitar peligros y activar cuando se presenta uno, ya que, de lo contrario, actuaríamos de forma temeraria, poniendo en riesgo nuestra supervivencia.

Pero, ¿Qué sucedería si esta reacción "natural" deja de serlo?
A continuación veremos qué consecuencias sufrimos y qué hacer al respecto:

La ansiedad

Es normal que ante una situación de peligro, como un desastre natural, un asalto o un accidente, sintamos miedo. Sin embargo, empiezan a haber problemas cuando éste aparece en situaciones que no lo ameritan o bien surge de hechos que aún no han sucedido, es decir, cuando se convierte en ansiedad.

Hay quienes toman como sinónimos "ansiedad" y "angustia". Podríamos dedicar un artículo entero para hablar al respecto, no obstante, en esta ocasión haremos una esencial diferencia entre los términos: la ansiedad, según Jacques van Rillaer, es una reacción más de tipo psíquico. Parafraseando a Richar Halguin y Susan Krauss en su libro "Psicología de la Anormalidad", es una reacción más global y que se orienta hacia el futuro, una sensación aprehensiva ante la posibilidad de que algo terrible suceda más adelante.

En cambio, la angustia es más de tipo físico: aquellas activaciones físicas como agitación, temblores, entre otras, que provocan malestar. Además, suele ser más intensa y notoria.

La ansiedad es, por lo tanto, una reacción de tipo mental hacia situaciones subjetivas, centrada en el futuro y que, al igual que el miedo, produce activación fisiológica. La diferencia con el miedo es que éste último se centra en situaciones reales, concretas y del presente. Agregamos también que, las respuestas ante la situación peligrosa suelen ser mucho más complejas en el caso de la ansiedad porque al orientarse al futuro, se hace un intento por predecir y controlar una situación incierta de la cual no se tiene información exacta y objetiva.

La ansiedad cumple la misma función del miedo. Podríamos decir que es beneficiosa hasta cierto punto, permitiéndonos cumplir con nuestras responsabilidades y rutina en general: tener presente aquel informe o exposición y prepararnos para ello.
Pero, al rebasar los límites considerados aceptables, deja de ser útil y pasa a ser un problema que afecta nuestra vida cotidiana:
"La ansiedad se convierte en fuente de preocupación clínica cuando alcanza un nivel tan intenso que interfiere con la habilidad de funcionamiento en la vida diaria, y la persona entra en un estado desadaptado caracterizado por reacciones físicas y psicológicas extremas."(Richard Halguin y Susan Krauss, "Psicología de la Anormalidad", Pag. 182).
Alguien que padece ansiedad hasta niveles que afectan su vida diaria, puede llegar a sufrir lo que se conoce como trastorno de ansiedad.

Los trastornos de ansiedad principales son:

  • Las crisis de pánico: manifestaciones físicas que el individuo que las padece no puede controlar, haciéndolo creer que desfallece y está al borde de la muerte, lo que obviamente lo incapacita.
  • Las fobias: miedos irracionales o exagerados hacia un estimulo o situación.
  • El estrés postraumático: Luego de vivir una situación traumática, en el futuro, en ausencia de la situación, ésta se revive y provoca malestar significativo.
  • Las obsesiones-compulsiones: pensamientos intrusos y persistentes (obsesiones) y conductas o acciones (compulsiones) para aliviar la ansiedad provocada por los primeros pensamientos, lo que vuelve a quien padece este tipo de ansiedad alguien ritualista, gastando gran parte de su tiempo en este juego de obsesión-compulsión.
  • La ansiedad generalizada: una ansiedad sin un motivo aparente, persistente y que se presenta prácticamente en todas las actividades cotidianas.

Algunas psiquiatrías como la de L. Kolb, se refieren a estos tipos de ansiedad como neurosis de angustia (crisis de pánico) o neurosis obsesivo-compuslva (ansiedad obsesivo-compulsiva) y otros tipos de neurosis (como la generalizada entre otras).

El Manual de Diagnóstico Psicológico, 5ta. edición (DSM-V), categoriza los trastornos de ansiedad en: Trastorno de ansiedad por separación, mutismo selectivo, fobia específica, fobia social, trastorno de pánico, agorafobia, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad inducido por sustancias, trastorno de ansiedad debido a otra condición médica, otros trastornos de ansiedad y un apartado entero para los trastornos obsesivo-compulsivos.
Todos estos trastornos, es posible categorizarlos dentro de la clasificación que hemos presentado inicialmente.

El objetivo de este artículo no es describir detalladamente los trastornos de ansiedad, ya que, como hemos visto, es un tema bastante extenso. Por ejemplo, las fobias, a su vez se han dividido de acuerdo  con el objeto o situación fóbica: claustrofobia, hidrofobia, aracnofobia y muchas otras. En cambio, al tener una idea básica sobre dichos trastornos, trataremos de dar una explicación a los mismos desde la psicología y, proponer algunos pasos para afrontarlos si es que estamos padeciendo alguno de ellos.

Explicación psicológica de la ansiedad

Citaremos algunas teorías que, desde distintas escuelas psicológicas, plantean cómo es que se originan problemas como la ansiedad. Cabe destacar que, por su parte, existe un modelo psiquiátrico médico que concibe la ansiedad como producto de causas biológicas como el funcionamiento anómalo en estructuras del sistema nervioso central o del sistema endocrino, por lo que conviene prescribir fármacos para controlarla, de los cuales, los más comunes son las benzodiazepinas.

El psicoanálisis es un enfoque que afirma que existen fuerzas inconscientes que inciden en nuestro comportamiento. Su fundador, Sigmund Freud, explicó algunas fobias y problemas de ansiedad como producto de la represión, sobre todo, de la pulsión sexual.
Por ejemplo, desde esta perspectiva, el miedo a las serpientes, es un miedo inconsciente al pene, o el miedo a las arañas, representa un miedo inconsciente a las relaciones incestuosas con la madre, como causa de un complejo de edipo no resuelto adecuadamente.

Carl Jung, fundador de la psicología analítica, veía de forma diferente estos trastornos, describiéndolos desde el punto de vista de los arquetipos, que son imágenes ancestrales que conforman lo que él llamó inconsciente colectivo.
De acuerdo con la premisa anterior, el miedo a los reptiles se interpretaría como miedo a vivir una vida promiscua o desenfrenada, puesto que estos animales representan lo primitivo, lo instintivo, a tal punto de llamar "cerebro reptiliano" a la parte primitiva de nuestro cerebro.

En cuanto a las teorías del aprendizaje, tenemos a Iván Pavlov, quien postuló el condicionamiento clásico, el cual consiste en responder de una forma condicionada a un estímulo que anteriormente provocaba una respuesta neutra, gracias a la asociación de dicho estímulo con otro que sí provocaba una respuesta incondicionada o refleja.
Para el condicionamiento clásico, la ansiedad surge al asociar una situación que no representa un peligro real o lo suficientemente grande, a otra que sí sea realmente peligrosa.
Un ejemplo de esto son los terrores nocturnos de un niño luego de ver una película de terror, la cual modela una realidad hostil y peligrosa, donde aparecen seres macabros que hacen daño y que, luego, el infante asocia a su habitación, un lugar seguro donde no tiene nada que temer.

Albert Bandura, con la teoría del Aprendizaje Social, afirma que, un individuo es capaz de aprender y extraer enseñanzas de otro, es decir, un modelo a partir de la observación y convivencia. Entonces, desde el aprendizaje social, se explican algunas conductas ansiosas como, por ejemplo, un niño que le teme a las serpientes debido a que su madre también les teme por lo que imitó la conducta que observó de su progenitora.

Para Fritz Perls, fundador de la terapia Gestalt, la ansiedad es un conflicto entre dos partes las cuales él denominó "el perro de arriba" y "el perro de abajo", respondiendo al principio de polaridad que se maneja en dicha terapia.
El "perro de arriba" o top dog", se refiere a todos los mandatos de cómo, según nuestro mundo, debemos hacer las cosas, teniendo alto contenido moral y social. La segunda, el "perro de abajo" o "under dog" se refiere a nuestros deseos, instintos y necesidades.
Por lo tanto, cuando existe un conflicto con lo que "debemos hacer" y lo que "deseamos hacer", se produce la ansiedad.

Existen muchas más teorías, sin embargo, para terminar con este apartado, abordaremos la perspectiva cognitiva, donde resaltan nombres como Albert Ellis y Aaron Beck, un enfoque que es muy utilizado y que ha resultado bastante efectivo en el tratamiento de la ansiedad, sobre todo en nuestras sociedades occidentales.

Hablamos del modelo "A-B-C", desarrollado inicialmente por Ellis, el cual describe la forma en que los seres humanos distorsionamos nuestra realidad, como consecuencia de las malas interpretaciones que hacemos del mundo objetivo.
La letra "A" se refiere a los acontecimientos. Son los estímulos de la realidad que se nos presentan diariamente.
"B" hace referencia al término "belief", que se traduce como las creencias o juicios de valor que tenemos acerca de "A". Estas creencias se dividen en racionales -o apegadas a la realidad- e irracionales, es decir, no apegadas a la realidad y que aparecen, citando a A. Beck, como "pensamientos automáticos": diálogos internos que tomamos como afirmaciones verídicas.
Por último, "C" son las consecuencias, que pueden ser conductualmente o emocionalmente deseables o indeseables.
El problema, según este modelo, es que nunca nos percatamos que poseemos estas creencias que conforman el componente "B", que funcionan a manera de "filtro" de la realidad; en cambio, creemos que la dinámica es "A-C", es decir, un acontecimiento que provoca directamente una consecuencia.
Volviendo al tema de una fobia, la percepción de quien la sufre, según el modelo "A-B-C", es que, el objeto fóbico (serpiente, araña, situación social) provoca una consecuencia negativa como la activación fisiológica, paralización o impulso de huída, sin tomar en cuenta que las verdaderas causantes de su conducta desadaptativa son esas creencias que se tienen sobre dicho objeto fóbico, las cuales obviamente son irracionales:

P. ej: "las arañas buscan saltar sobre la gente para atacarla".

Cómo librarse de la ansiedad

Partiendo de la teoría cognitiva, propondremos algunas claves para hacer frente a la ansiedad, con el fin de que nos ayuden y podamos aplicarlas en el caso que estemos padeciéndola.

Antes de pasar a las recomendaciones de cómo librarnos de la ansiedad, debemos estar conscientes de que realmente no existe una receta única que se aplique a todos. Sabiamente C. Jung se expresó al respecto: "El zapato que va bien a una persona es estrecho para otra: no hay receta de la vida que vaya bien para todos.".

Es así que, algunas personas superan una situación adversa por sus propios medios, mientras que otros tienen que acudir a psicoterapia para encontrar alivio o incluso hay quienes deben tomar medicamentos para deshacerse de dicha sensación aprehensiva. El tomar medicamentos debe hacerse de forma responsable, habiendo consultado previamente con un profesional y con su debida prescripción.


1) Obtener información

El primer paso para librarnos de la ansiedad es informarnos. Leer libros, artículos, casos similares, ver documentales y consultar con profesionales de la salud. Esto nos permitirá tener consciencia de que existe un problema y que es necesario tomar acciones pertinentes para su solución. En el caso de sufrir fobias, debemos informarnos sobre el objeto fóbico (por ejemplo, si la fobia es hacia un animal, estudiar sobre su comportamiento en presencia del hombre). El contactar con quienes hayan superado estas situaciones adversas también es de gran beneficio. Recordemos que gran número de individuos con problemas de ansiedad ha dejado pasar mucho tiempo antes de informarse y buscar ayuda, por lo que sus síntomas se han incrementado.

2) Control de las reacciones fisiológicas

Como ya sabemos, la ansiedad desencadena reacciones fisiológicas como dificultad para respirar, temblores, sudoración entre otras. Es importante que las conozcamos. Es recomendable que, provoquemos deliberadamente la sensación de agitarnos, respirando rápida y profundamente durante unos dos o tres minutos para tener conocimiento de nuestro cuerpo en estas condiciones. Seguidamente, debemos realizar respiraciones profundas y lentas, lo que ayudará a que la agitación disminuya y nuestro cuerpo empiece a relajarse. Los psicólogos generalmente proponen repetir este ejercicio diariamente durante unas dos semanas para que aprendamos a respirar adecuadamente y así, controlemos los episodios de crisis.

Otro punto que debemos tomar en cuenta es la aplicación de técnicas de relajación muscular. Tener control muscular nos permite manejar las situaciones de agitación, tanto física como emocional. Por ejemplo, se podría aplicar el método de relajación progresiva de Jacobson, el cual ha resultado ser bastante efectivo.

3) Reestructuración Cognitiva

De acuerdo con la teoría del "A-B-C", para que realmente haya un cambio conductual, debemos revisar, confrontar y sustituir las ideas irracionales por ideas más funcionales, para que percibamos nuestro entorno de una forma menos amenazante, es decir, modificando ese "filtro" de pensamientos que provoca conductas desadaptadas en nosotros.

Para lograr esto, debemos convencernos de que nuestras actuales formas de interpretar el mundo no son funcionales, por lo que es necesario que estemos dispuestos a abandonarlas para adoptar nuevas formas de interpretación más apegadas a la realidad.

El terapeuta nos ayudará a realizar la reestructuración cognitiva, una técnica de la terapia cognitivo-conductual, que es una terapia donde se revisan y cuantifican, además de pensamientos, las emociones, sensaciones físicas y comportamientos.

Sistemáticamente, se va realizando dicha reestructuración cognitiva al confontar nuestros pensamientos para descubrir su naturaleza irracional e ir sustituyéndolos por ideas racionales que produzcan respuestas conductuales adecuadas, lo que nos ayudará a mejorar significativamente.

Asimismo, es de gran utilidad que cambiemos nuestro dialogo interior para obtener respuestas diferentes. Debemos tener, previamente,  un protocolo a seguir cuando se desencadene una crisis. Por ejemplo, al afrontar la próxima situación adversa, según nuestro protocolo, primero controlaremos nuestra respiración, luego, regularemos la tensión muscular, revisaremos los pensamientos y los contrarrestaremos con argumentos e ideas apegadas a la realidad que previamente hemos establecido con el terapeuta (en ocasiones se hace necesario que llevemos estos argumentos escritos en un papel), nos hablaremos a nosotros mismos dándonos instrucciones sobre cómo actuar adecuadamente, dándonos ánimo y nos centraremos en el mundo exterior, para no encerrarnos en nuestro conflicto.

Lo anterior requiere práctica ya que no es algo sencillo, pero haciéndolo sistemáticamente y de la forma correcta, lo logramos dominar.

En las primeras sesiones de un proceso de psicoterapia, generalmente se realizan visualizaciones para que nos vayamos controlando, donde nos hacen imaginar un escenario desfavorable para ir practicando formas de afrontamiento que aplicaremos en la vida real en el futuro.

4) Desensibilización

Es importante que afrontemos las situaciones que nos producen ansiedad puesto que esto ayudará a que las superemos. El afrontamiento lo debemos hacer gradual y con el debido entrenamiento luego de haber aprendido a controlar la respiración, la relajación muscular y teniendo más dominio de la reestructuración cognitiva. 


Es recomendable que realicemos la desensibilización primeramente en compañía del terapeuta, luego, acompañados de personas de confianza y por último estando solos, punto en el cual, hemos alcanzado un nivel de control adecuado de las situaciones que antes interferían en nuestra vida diaria.

Es propicio que, en esta etapa final, nos apoyemos en técnicas de aprendizaje operante, teoría desarrollada por B. F. Skinner que se basa en moldear el comportamiento por medio de recompensas y castigos. Por ejemplo, al afrontar una situación con éxito, darnos un regalo o recompensa gratificante que nos motive a repetir la conducta en el futuro.


Para finalizar con este artículo, recomendamos indagar más sobre el tema, buscar asesoría profesional y, sobre todo, en caso que estemos padeciendo ansiedad, empezar a aplicar lo que aquí mencionamos, teniendo como objetivo el llevar una vida saludable, cultivando hábitos que propulsen el crecimiento de nuestras virtudes como seres humanos.

Esperamos sus comentarios. ¡Nos vemos en una siguiente oportunidad!.


Referencias bibliográficas:

Asociación Americana de Psiquiatría. (2012). Manual Diagnóstico y Estadístico de desórdenes mentales (5ta.ed.). Washington D.C.: Asociación Americana de Psiquiatría.

Camacho, J. M. (2003). El ABC de la Terapia Cognitiva.

Casals, R. (2012). Raquel Casals - Terapeuta Gestalt. Obtenido de https://www.raquelcasals.com/la-tirania-de-los-deberias-perro-de-arriba-y-perro-de-abajo/

Consuegra, N. (2010). Diccionario de Psicología. Bogotá: Ecoe.

Feldman, R. S. (2000). Introducción a la Psicología. México, D.F.: McGraw-Hill.

Kolb, L. C. (1989). Psiquiatría clínica moderna. México, D. F.: La Prensa Médica Mexicana, S.A. de C.V.

Psicología y Mente. (Agosto de 2016). Psicologia y Mente. Obtenido de https://psicologiaymente.net/social/bandura-teoria-aprendizaje-cognitivo-social

Psicólogos en Madrid. (Octubre de 2016). GabinetedePsicologia. Obtenido de http://gabinetedepsicologia.com/diferencias-miedo-ansiedad-psicologos-madrid-tres-cantos

Rillaer, J. v. (1999). Miedos, Angustias y Fobias. Bruselas: GAIA.

Schultz, D. P. (2009). Teorías de la Personalidad. México, D.F.: CENGAGE Learning.

Smirnov, A. (1977). Psicología. México D.F.: Editorial Grijalbo, S.A.

Whitbourne, R. P. (2004). Psicología de la anormalidad. México D.F.: Mc Graw Hill.